Si buscas que los propósitos que quieres para educar a tus hijos se hagan realidad este año, aquí tienes un juego a modo de herramienta de alto impacto, motivadora y lista para darle al ON de tu botón de acciON. Empieza el año con el foco puesto en lo que quieres para tu familia.
Este año vengo con el firme propósito de ayudarte a salir de la rueda del hámster, dejar de procrastinar en la educación de tus hijos e hijas y guiarte para pasar a la acción. Porque, dime la verdad… leemos mucho y tal pero, ¿cuándo lo llevamos a la práctica en realidad?. A mí ésto me ha pasado muchas veces.
Pues esa es la idea, darte el empujón necesario para darle a tu botón de ON y activarte, motivarte y sostenerte para que puedas dar tus pasos firmes y conseguir los resultados que deseas. Estoy trabajando ya en ello y me está ayudando mucho los comentarios que estoy recibiendo a través de este cuestionario.
Pero para no hacerte esperar, quiero que empieces ya a empujar ese botón y me gustaría acercarte una herramienta que me ayuda muchísimo cada año, es como una brújula o un ancla mental que solemos utilizar los emprendedores y considero que es muy válida también para aplicar en la educación de nuestros hijos e hijas.
En emprendimiento, cada principio de año y después de hacer el balance, se escoge una palabra que será como la estrella polar a seguir durante el año, esa palabra que nos ayuda a focalizar y centrarse en los objetivos marcados. Una palabra que motiva, que ayuda a tomar las decisiones lo más correctas posibles y alineadas a esos objetivos.
Emprender es como acompañar a un hijo o hija en su desarrollo, solo que ellas y ellos son, en realidad, nuestro mejor proyecto de vida al cual vamos a cuidar, amar, acompañar SIEMPRE.
Hoy te presento esta herramienta, a modo de juego, que puedes jugar sola, con tu pareja (para tener una palabra guía conjunta) y/o con toda la familia (y conseguir una palabra que os identifique como familia durante el año).
Pero antes, vamos a ver esto…
¿PARA QUÉ SIRVE UNA PALABRA GUÍA EN LA EDUCACIÓN?
Llevando esta herramienta empresarial al mundo de la educación, la veo como esa palabra que nos sirve para:
- No desviarnos de aquel propósito familiar que nos hayamos propuesto conseguir este año,
- Como ancla mental donde recurrir cada vez que nuestra paciencia esté al límite y evitar estallar porque sabemos qué es lo importante,
- Para visualizar si los aprendizajes que estamos ofreciendo con nuestro ejemplo están alineados con el objetivo que nos hemos marcado.
- Para motivarnos cada día y darnos aliento. Porque si hemos escogido esa palabra es porque la queremos para nuestra familia.
- Para ayudarnos en la toma de decisiones, preguntándonos si esa acción que voy a tomar en ese momento me acerca o aleja de mi/nuestro objetivo; de la palabra guía.
- Para ir haciendo balance durante el año y revisar si hiciera falta lo que estamos haciendo y no bajar los brazos al ir pasando los meses.
En definitiva, es una de las piezas que nos motivará y sostendrá en momentos difíciles y nos llevará a la acción de eso que queremos conseguir en nosotros y/o en nuestra familia.
Para mí es una forma de toma a tierra, sentir las raíces que me hacen estar en el aquí y ahora y darme cuenta de dónde tengo que poner el foco. ¿Te sirve?
¿CÓMO JUGAR A ENCONTRAR UNA PALABRA GUÍA EN LA EDUCACIÓN?
Este es un sencillo juego que, como ya te he dicho, puedes hacerlo sola, en pareja o en familia junto a tus hijos e hijas.
Se aplica un sencillo proceso creativo: lluvia de ideas. Es decir, dejamos que salgan todas aquellas palabras que nos aparezcan en la cabeza cuando nos ponemos a pensar, por ejemplo, en el balance que hayamos hecho o hagamos del año pasado (en la NEWS te conté el que nos propuso mi hija y que nos encantó). El balance puede ser sobre ti mismo, tu relación o la relación familiar.
Anotas todas las palabras que surjan sin discriminar ni juzgar. Y luego, con todas las palabras sobre la mesa se analizan, se piensa en su alcance y cuales os resuenan y motivan más; y luego se vota por una a la cual queréis poner foco durante ese año.
Es una buena oportunidad para hablar sobre temas personales como superación, autoestima, valores, metas, aprendizajes, autoconcepto… ¡Si estiras del hilo puedes sacar mucho jugo al tema!
Para echarte una mano, por si no tienes el balance del año hecho, te facilito estas preguntas que harán que las palabras revoloteen por tu cabeza:
- ¿Cómo has acabado el año (emocionalmente hablando)? Dejando la magia de la Navidad a un lado, revisa en tu interior cómo estás, cómo te has sentido durante este año pasado o qué sensación ha predominado en ti. Anota las buenas y las malas. Todo son sensaciones válidas. Escoge la que más te resuene.
- ¿Estás conforme con esa sensación? ¿Te gustaría que fuera otra? ¿Quieres potenciar lo que has sentido?
- ¿Cuáles son los causantes, en mayor medida, de esa sensación? Quizás fueran las prisas, el cansancio, el humor, … Rebusca a ver qué encuentras ahí dentro.
- ¿Qué has echado en falta este año?
- ¿Qué cosas quieres seguir haciendo?
- ¿Y cuáles no quisieras volver a experimentar?
- ¿Qué habilidad para la vida pueda estar faltando?
- ¿Cómo esta tu balance familiar de valores? ¿Crees que este año es interesante hacer frente a alguno concreto? Te puede ayudar el ejercicio sobre calibrar los valores que compartí en el post «7 ideas para una Navidad con valores en familia», con una plantilla con muchos valores para que puedas imprimirla y trabajar en casa.
Son rápidas de escribir pero quizás no tanto de contestar, ¿verdad? Pero creo que puede ser interesante hacérnoslas porque de estas reflexiones internas, extraemos conclusiones que nos llevan a darnos cuenta de las cosas buenas que hemos hecho y a buscar soluciones a las malas que hemos detectado para seguir mejorando como padres, madres y familia. Una bonita oportunidad de ver dónde estamos y a dónde queremos llegar.
Así que entre el balance que has hecho y el objetivo a futuro que buscas para ti y para tu familia, encuentra una palabra que guíe tu año, vuestro año. Una palabra que resuma eso que quieres/queréis mejorar, corregir, solucionar, potenciar, enseñar este año; una palabra que cuando la digas te resuene en la tripa, te haga acelerar las pulsaciones y te haga pasar a la ACCIÓN trayéndote a tierra con suma consciencia…
¿La tienes? ¿Tienes varias? No pasa nada, quédate con ellas si te resuenan.
Para cerrar el juego de búsqueda de palabra, puedes hacer un pequeño ritual personal, en pareja o familia (según para quien vaya dirigida la palabra). Para ello necesitarás una vela, un porta vela de cristal (valen los tarros de yogurt 😉 y un rotulador permanente.
Tomas tu vela y porta velas y escribes en este último la palabra guía. Cuando todos estéis listos vais encendiendo las velas en silencio y las dejáis en un lugar seguro donde poder contemplarlas. Es algo mágico.
Luego, podéis seguir encendiendo las velas cuando queráis hasta, si fuera una palabra familiar, es preciosa encenderla cada noche mientras cenáis.
NOTA MENTAL: Si ves que una frase se te queda corta y necesitas algo más potente, siempre puedes tener un mantra que repetir. Te comparto algunos de los que yo he utilizado durante mucho tiempo:
«Después de la tormenta, siempre sale el sol: calma»
«Los días son largos y los años cortos»
«Sigue al niño»
«Confía en el proceso»
«….
¿CÓMO UTILIZAR LA PALABRA GUÍA EN FAMILIA DURANTE EL AÑO?
Quizás la palabra o palabras que tenéis como guía sea: TIEMPO, CONEXIÓN, PACIENCIA, AMOR, FLEXIBILIDAD, AUTOCUIDADO, HUMOR, ACCIÓN…
Ahora que ya la tienes, la idea es que forres vuestra casa con ella: tu agenda, el fondo de pantalla de tu ordenador, de tu móvil; pon un mensaje en el espejo del baño para verla cada mañana, en la cafetera y pote de la leche, en la puerta de casa, en el taper de la merienda de tus hijos e hijas, en velas y botellas… La idea es que la tengas y tengáis tan visible que al final la veáis sin verla y venga a vuestra mente cada vez que la necesitéis.
Verás que si lo haces en familia, tus hijos te la traerán cuando vean que las cosas se tuercen, quizás se la acerques tú para hacerles reflexionar. Y a ti en particular te alentará a conseguir ese «algo» que quieres como persona y como familia.
¿Qué tal? ¿Qué te ha parecido? Fácil, ¿no?
Yo llevo años utilizándola tanto en lo profesional como en lo familiar. Inclusive, como ellos ven la palabra por todos lados, también han decidido escoger la suya propia. Y es precioso acompañarles para descubrir cuál es esa meta que se quieren fijar. A veces son cosas mundanas y otras más profundas. Todas válidas porque salen de ellos.
¿Me compartes la tuya?
Deseo que te haya servido y que este año ya tengas tu brújula y un paso más para la acción de tu vida.
Abrazo grande,
Yessica
NOTA: la educación evoluciona a la par que nuestros hijos e hijas lo hacen, por lo que también puedes ir revisando y haciendo balance durante el año y cambiar tu palabra si lo necesitas.
Foto portada: Laia Beni.