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Lo que necesitas saber sobre el contenido inapropiado para niños

¿Qué es el contenido inadecuado, dónde lo encuentran, cómo evitarlo, cómo acompañarlo, en qué les afecta?

¿Qué es el contenido inapropiado para los niños y las niñas, dónde lo encuentran, cómo evitarlo, cómo acompañarlo, en qué les afecta? Descúbrelo en detalle en este post.

Con el boom que está teniendo una serie actual en las redes y los medios de comunicación, escribo este artículo con el fin de poder poner luz a un asunto que se viene dando desde hace tiempo y que quizás, esta serie de moda y muy violenta, nos dé la oportunidad de abrir los ojos, centrarnos y ocuparnos de una vez en el asunto de los contenidos inapropiados para los niños y las niñas; tomando el conocimiento, la consciencia y la responsabilidad que a cada persona de esta sociedad, le corresponde.

¿Qué queremos decir cuando hablamos de contenido inapropiado para la infancia o adolescencia?

Antes de contestar a esta pregunta me gustaría que nos situáramos un momento en lo que es la infancia y la adolescencia. La infancia y la adolescencia representan periodos de la vida donde se forjan, se construyen, se desarrollan y modelan tantos los órganos internos (incluido el cerebro) como la personalidad, el pensamiento, los aprendizajes más significativos, las habilidades físicas, emocionales, sociales, etc… Esto quiere decir que cada etapa de la vida requiere de ir conquistando pequeños hitos fundamentales para proseguir desplegándose en el maravilloso camino del SER, conquistándose desde el descubrir personal, el mundo y la interacción con el mundo.

Cada uno de esos hitos tienen un tempo interno y particular de cada individuo que es fundamental conocer y respetar. A la par que es fundamental facilitarle el acceso al mundo real en la medida en que ese niño o niña lo vaya conquistando con sus propios recursos, sin adelantarnos, sin ponerlo tan fácil y aséptico que no encuentre motivación por él.

A partir de entender que la infancia y la adolescencia es un desarrollo orgánico, guiado por la naturaleza particular, y progresivo de la vida para llegar al SER adulto, entendemos que:

  • Un bebé no puede ponerse andar si antes no conquista la fortaleza de sus músculos, la coordinación de sus brazos y sus piernas, etc.
  • Un bebé no puede comerse un chuletón si antes no tiene dientes, un sistema digestivo que pueda digerirlo, etc.
  • Un niño o niña no puede explicarte la rabieta que tiene porque aún no sabe qué son esas emociones que le embargan o identificar qué necesidad no se le está atendiendo y mecesitará esperar unos cuantos años hasta que la corteza frontal de su cerebro esté desarrollada y sea capaz de gestionar sus emociones por sí mismo.
  • Un niño o niña no puede entregarte una redacción exquisita si antes no ejercito la musculatura fina de sus manos, la coordinación ojo-mano, garabateó hojas, relacionó letras, escribió sus primeras palabras, sus primeras frases y su cerebro conquisto las funciones ejecutivas mínimamente para mantenerse sentado el tiempo necesario para organizar sus ideas, concentrarse y plasmarlas en un papel con una letra mínimamente legible.
  • Un adolescente no puede mantener relaciones sanas con sus iguales si previamente no mantuvo unas relaciones sanas con sus familias de apego, aprendió a crear vínculos con ellos para luego trasladar esos aprendizajes a sus iguales, entendiendo cuáles son las reglas sociales en la cultura donde vive. Para ello hubo de aprender a leer las señales sociales en los otros individuos, empatizar, comprender, regularse, compartir, etc.

No podemos obviar que la infancia necesita crecer sin prisas y relacionarse de la misma manera con su entorno, con la sociedad y su cultura. 

Y en ese entorno entra todo aquello a lo que esté expuesto. Ya sea una guerra, una catástrofe natural, acoso, abuso, violencia, contenidos inapropiados. En este grupo de connotaciones negativas para la psique y desarrollo de la infancia, hay cosas que no están en nuestras manos (aunque sí podemos procurar un buen acompañamiento para que esos sucesos no se repitan y no se conviertan en un trauma que carguen durante toda la vida). Pero hay otros, como la exposición a contenido inadecuado y la violencia gratuita, que sí podemos y debemos ocuparnos porque está, dentro de lo que cabe, en nuestras posibilidades y es nuestra responsabilidad como educadores y también como sociedad (porque a nuestros hijos e hijas no solo les educa la familia, sino toda la sociedad donde se encuentra integrada).

Entonces, ¿qué entendemos por contenido inapropiado?

Entendemos todo aquel contenido, ya sea vivencial, sonoro y/o visual, que no sea adecuado al momento madurativo de la persona por una sencilla razón, porque no está preparado tanto física como psicologica y emocionalmente para ‘digerirlo’ de forma analítica, crítica y emocional, entre otras cosas.

¿Dónde pueden encontrar contenido inapropiado los niños y niñas?

Pueden encontrar contenido inapropiado para la infancia generalmente en: videojuegos, canciones, publicidad, programas televisivos, redes sociales, plataformas en streaming donde poder ver series, películas, documentales, etc.

Ya ves que no es solo el cuestionarnos si ven o no ven el juego del calamar, este tema viene de lejos … 

¿Cómo sabemos si es inapropiado para los niños y niñas?

No todo el contenido audiovisual tiene de forma explícita una clasificación por edad. Por ejemplo, el telenoticias del medio día, no te informa generalmente si las imágenes que van a exponer son o no aptas para tal o cual edad, ni el programa de cotilleos de la tarde tampoco te advierte del tipo de lenguaje que se utiliza, pero, al margen de este contenido de consumo masivo (o no sé cómo llamarlo), el contenido audiovisual y los videojuegos pasan por una serie de análisis y crítica donde se le atribuye una serie de clasificaciones (por edad, tipología de contenido, etc) que nos ofrecen a las familias y docentes una orientación. Por ejemplo, puedes consultar en estas plataformas:

  • Pegi. Clasificación por edades de los videojuegos.
  • Contraste. Cine, TV y videojuegos. Se ocupan de «velar por los derechos del menor y fomentar un consumo audiovisual saludable», como ellos y ellas dicen.
  • Common Sense Media, Cine, videojuegos, sitios webs, música, etc, calificados por edad.

Como bien dicen, estas plataformas nos ayudan a tomar decisiones informadas sobre lo que están consumiendo nuestros hijos, hijas y alumnado, pero hace falta decir que también entra en juego el sentido común, tu intuición y tu conocimiento de esas personas (tus hijos e hijas o alumnado) para saber si tal o cual contenido es adecuado para él o ella en ese momento vital.

¿Cómo evitar que la infancia y la adolescencia encuentre contenido inadecuado?

Hoy en día es un tema complicado intentar controlar todo lo que ven y oyen porque, como hemos visto, los contenidos inadecuados pueden aparecer en cualquier momento (un anuncio publicitario, una letra de una canción, una publicidad tipo pop-up mientras navegas en familia,…), o llegar (aunque sea en forma de comentario) por otros canales como amigos y amigas. 

Así que ante esta pregunta y la realidad en la que cada uno vive y quiere vivir dentro del entorno familiar, estaría bien reflexionar sobre dos pilares importantes en la educación digital que sería: la educación en sí misma y la prevención. Y que luego, cada persona, con sus circunstancias, haga sus propias combinaciones. 

  • Control parental.
  • Desarrollar la confianza y el pensamiento crítico.

Control Parental

Como hemos visto, el consumo audiovisual tiene una clasificación que nos da pistas sobre lo que pueden encontrarse en ese contenido, así que podemos prevenir su consumo restringiendo/controlando la visualización (juego) de todo aquello que esté fuera de su franja de edad-sensibilidad. Desde mi punto de vista, el control parental puede enterderse desde diferentes miradas, aplicables a diferentes momentos vitales o características de cada niño o niña:

  • Informando y conversando desde que son pequeños sobre el contenido que es y no es adecuado para ellos y ellas.
  • Creando perfiles de usuarios especiales para los miembros de la familia. Las plataformas online donde se encuentra el contenido audiovisual tienen estos filtros que, generalmente son sencillos de configurar.
  • Instaurando el sano uso de la tecnología, desde que son pequeños y ajustándolo conforme van creciendo.
  • Instalando un sistema de control parental específico en los dispositivos. Hay montones de aplicaciones que se pueden instalar en tablet, móviles, consolas, etc. Estos sistemas ofrecen a la familia poder conocer el tiempo invertido, en qué plataformas lo invierten, fijar una franja de edad y de tiempo de uso así como el horario de uso. Sería interesante tener reuniones periódicas en familia donde poner sobre la mesa los resultados y hablar abiertamente sobre el tema.

Desarrollar la confianza y el pensamiento crítico.

Considero que esto es la base de todo. Por un lado la confianza: el espacio de seguridad sin crítica ni reproche, donde pueden contar lo que necesiten explicar, sabiendo que van a ser escuchados, sostenidos y, en el caso de que lo necesiten, acompañados para encontrar aquella solución más favorable a su sentir y su problema.

La confianza se cultiva desde pequeños, aunque siempre estamos a tiempo a sembrarla si:

  • nos mantenemos abiertos,
  • respetuosos,
  • escuchando más que hablando,
  • sosteniendo más que recriminando,
  • resolviendo conjuntamente más que castigando,…

Por otro lado, en este mundo en que la información llega por cualquier lado y en cualquier momento, la infancia y la adolescencia necesitan aprender a ser muy crítico con lo que recibe del exterior (hasta de toda nuestra información también) y ejercer su crítica sin miedo a ser juzgados y, mucho menos, penalizados.

Y para ello hace falta rodearse de adultos confiables que promuevan un espacio de diálogo bidireccional, aporten preguntas poderosas, análisis, respeto para expresar la opinión, sin penalizar el error para poder cambiar de opinión si en el discurso se descubren nuevos puntos de vista, etc.

La familia y los espacios educativos son laboratorios extraordinarios para aprender a ser críticos ‘constructivos’ sobre lo que somos, la sociedad y la cultura. Así, cuando les llegue la información que les llegue, tendrán estrategias para pensar, analizar, decidir, compartir, debatir en busca de otras opiniones, etc.

Con esto quiero decir que:

Deberíamos de dejar de pensar en evitar o prohibir los contenidos inadecuados, si no más bien centrarnos en crear una educación basada en el diálogo, la confianza y la conexión (entre otras cosas), que lleve a formar individuos competentes antes las vicisitudes de la vida. 

¿Cómo acompañar a los niños y niñas si han visto contenido inapropiado?

Y si llegan a consumir, fortuita o intencionadamente (ya sea porque le interesa el tema, porque todo el mundo habla de ello, porque no quieren sentirse los raros que no saben de qué va, etc), no vamos a juzgar; es necesario acompañar a ese niño y esa niña de la forma que lo necesite.

Si te ha llegado por otro lado que el niño o la niña ha consumido cierto tipo de contenido inadecuado, te sugiero estas ideas:

  • Puedes esperar a que se acerque a ti y te lo cuente,
  • Puedes crear un espacio de diálogo en un momento tranquilo y cotidiano, hablando tú sobre el tema, sobre una noticia que has leído sobre ese tema, sobre una experiencia que tú has vivido, etc. La idea es abrir un diálogo sereno sobre el tema donde poder dar pie a que surja, por su lado, la oportunidad para contarlo.
  • Puedes acercarte tú directamente y preguntarle sobre el tema con una actitud curiosa, abierta y no juiciosa. Denotando un interés por él o ella, con curiosidad sobre su punto de vista y opinión personal, ver la necesidad (si la hay) sobre ese tema y abordarlo más ampliamente en ese u otro momento, etc.

La idea es que pueda sentirse acompañado en aquello que ha sentido tras consumir ese contenido. Es decir:

Que el niño o la niña pueda canalizar aquel contenido inapropiado visto que quizás le perturba y no sabe cómo digerir.

Si te ha planteado el tema directamente; puedes estar feliz y tranquilizarte instantáneamente para que justo ese momento sea una magnífica oportunidad para hablar del tema.

  • No eludas el tema aunque sea o te haga sentir incómodo. Si te lo trae es porque le interesa. Así que respira hondo y, si en ese momento tienes tiempo, habla sobre ello o, si no tienes información suficiente, pudes comentar que en ese momento no sabes qué responder pero te informarás al respecto o podéis informaros juntos. Si en ese momento no puedes por lo que sea (hasta por tu propia incomodidad), coméntale que lo volveréis a hablar en la brevedad con más clama. Y busca ese momento.
  • Agradece el que te lo haya acercado y la confianza.
  • Ofrece más preguntas de curiosidad que sermones. Escucha qué es aquello que está buscando con sus comentarios (quizás tu opinión sobre el tema, más información, desbloquear un miedo o temor,…)
  • Infórmate sobre el tema si lo necesitas, sé crítica sobre lo que lees y crea el diálogo que de luz a sus dudas desde el compartir conjunto.

¿En qué les afecta consumir contenido inadecuado?

Puedes leer un montón de artículos sobre los problemas psicológicos, emocionales y sociales que pueden llegar a ocasionar cierto tipo de contenido inadecuado si no se ha acompañado adecuadamente. Aquí te cito los que encuentro más relevantes:

  • Un impacto mental y emocional que le cuesta entender, procesar y canalizar. Así, esa experiencia se queda en el individuo divagando sin encontrar sentido, causando estados emocionales y/o conductuales poco positivas e inapropiadas tanto a nivel mental, emocional como física. El juego libre y simbólico puede ser el canal donde sacarlo y expresarlo para poder digerirlo. 
  • El umbral del sentir sube, esto significa que para que una persona reaccione (sienta, empatice), necesita cada vez niveles más altos de impacto. Así, queda anestesiada la sensibilidad del individuo; necesitando cada vez más estímulos y estímulos más fuertes para reaccionar. Esto afecta a su propia curiosidad y asombro.
  • Dificultad en diferenciar entre ficción y realidad. A esas edades no se encuentran preparados maduratibamente para diferenciar entre aquello que ven es una ficción y no la realidad.
  • Riesgo de normalizar relaciones, modelos y/o conductas inadecuadas tanto a nivel ético, moral, mental, emocional y físico.

En resumen:

Nuestros niños y niñas tendrán suficiente tiempo en toda su vida para poder ver lo que tengan que ver en el momento adecuado. De esta forma podrán crecer sin prisas, conservando su motivación intrínseca, su asombro y curiosidad por las cosas maravillosas, sencillas y cotidianas de la vida. Y ahí recae nuestra responsabilidad y nuestras acciones (y ejemplo) para velar por ello.

 

Si necesitas disipar la niebla que ahora mismo sientes en tu casa sobre este tema y crear aquel plan que mejor se adapte a tu familia con responsabilida y conocimiento, puede interesarte este servicio de acompañamiento:

Acompañamiento personalizado para familias y docentes

Un abrazo,

Yessica Clemente

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